NOTA DE LA SEMANA

Abismo insondable: Verdad y libertad canceladas

Por Eduardo Sanguinetti*.- La libertad se presenta como el valor más estimado en el mundo contemporáneo y tal vez en todos los tiempos: se promete, se proclama, se aspira a lograr y también, en ocasiones, se teme, se restringe o se aniquila.

La libertad aparece pues como un valor, como algo que hay que realizar, como un objetivo que puede ser alcanzado o no.

A la vez, el movimiento de liberación se fija como un objetivo político y social: la supresión del dominio del hombre sobre el hombre y la promoción de la igualdad y fraternidad entre todos los seres humanos, suprimiendo la esclavitud, la servidumbre legal y reconociendo de modo creciente el derecho de todos a participar en el ejercicio del poder político. Sobre todo, el movimiento moderno de liberación debe aportar al hombre la libertad de pensamiento y decisión: proponerse darle el valor y la audacia de servirse de su propia razón, como reza el lema kantiano (sapere aude), en la configuración tanto de su propia vida como de la sociedad.

A la hora de considerar cómo se presenta la libertad en la vida corriente, es preciso afirmar que la libertad y la vivencia de la libertad no coinciden. Puede haber una “sensación” muy grande de libertad y una libertad real mínima. La sensación de libertad que procede de una falta de motivación profunda denota en realidad falta de libertad. Decir que se es libre porque se opera por impulsos y no por obligaciones es un modo de engañarse… Instancia explotada por el cipayo, plagiario y miserable Milei, que embaucó a millones invitándolos a soñar un sueño pesadillesco, en sus primeros meses de desgobierno… eliminando derechos y libertades, desguazando el sistema de salud, la educación, bases indispensables para construir una República digna con una Constitución en plena vigencia, instalando un estado parapolicial, carente de dignidad y ética… Y dejar bien sentado en la pobre historia de este tiempo, “el canto de cisne” de la libertad, en tiempo de brutalidad, traición y de ignorancia: “La mediocridad no tiene secretos”.

La libertad no es arbitrariedad o indeterminación pura, sino más bien la capacidad de autodeterminarse, construyendo un perfil donde identidad, personalidad y carácter, conformen al ciudadano de un mundo donde quepamos todos, en unidad, solidaridad, equidad y libertad.

Si la libertad es tener que ser uno mismo (según Aristóteles y Hegel), la libertad culmina como fidelidad a sí mismo en cualquier circunstancia y por encima de las variaciones y oscilaciones de la existencia porque “corresponde a la fidelidad del hombre cumplir aquello que prometió”.

Los conflictos en los que se juega la conquista o la pérdida de la libertad política adoptan en el plano teórico la forma de una paradoja que admite muchas formulaciones: o seguridad o libertad, o fuerza o libertad, o verdad o libertad, u orden o libertad. De esta manera aparecen, por un lado, los valores de la seguridad, el orden y la verdad, y por otro, el de la libertad.

Entonces cabe preguntarse, a quienes no nos agrada engañarnos, ni ser estafados por gobiernos de cipayos, eunucos, trepadores en el mundo de las finanzas, la fuga, la Ley de Mercado y el FMI al acecho: ¿Cuál es el concepto de libertad que proclama el cerdo capón, traidor a la Patria, Milei?, que la libertad sea entendida en su versión de ‘libertad condicional’; que lo esencial es la libertad económica dentro de un régimen de mercado; que las libertades civiles están supeditadas a la vigencia de la libertad económica y que por ello la democracia es deseable pero no imprescindible; que en determinadas situaciones la violencia fascista es necesaria para enfrentar las crisis sistémicas graves.

La consigna debería ser, no ser ingenuos, el Gobierno del tal Milei conoce muy bien su hacer y deshacer, apuntalado por potencias exteriores, no pierdan su tiempo apelando a una sensibilidad inexistente, asistimos al fin de las libertades individuales, al final de la libertad de expresión, al inicio de una era donde la dictadura de los bajos instintos y el autoritarismo fundamentalista xenófobo marcan el derrotero de una nación, la República Argentina, que instalada en un abismo insondable, con un pueblo en estado de anomia, anestesiado, dócil y sin ánimos de accionar contra la entrega de soberanía.

Esta tensión entre verdad y libertad puede generar dos posturas extremas igualmente falsas. Por una parte, desde un planteamiento totalitario, cabe resolver la tensión a beneficio de la verdad declarando que si la libertad no responde a la verdad del hombre y de la sociedad no es “verdadera” libertad y, por tanto, es eliminable. Por otra parte, desde su planteamiento liberal, cabe resolver la tensión a beneficio de la libertad declarando que ésta no tiene nada que ver con la verdad y estableciendo un total agnosticismo respecto de la verdad política. Pero es claro que una libertad que no tiene nada que ver con la verdad es mera trivialidad.

¿Por qué sendero se arribó a tal estado de amnesia, a esta ausencia de memoria, a olvidar el presente? La resistencia no tiene espacio alguno, salvo la que reivindica todo el planeta, para la economía de mercado, hoy triunfante, y que por cierto posee una lógica propia a la cual no se enfrenta ninguna otra. Todos parecen participar de estas ceremonias fúnebres, considerar que el estado actual de las cosas es el único viable y posible, que el punto al que ha llegado la Historia es el que aparentemente la humanidad adormecida esperaba, deseaba y anhelaba.

El milenio nos ha enseñado que todo es fugaz, hasta el ‘nunca más’. El crimen contra el hombre siempre es un crimen perpetrado por el hombre. Todo es viable en el espacio de la aventura humana, en el orden de la bestialidad, que, como nunca se desencadenó y sin miras de cambiar su rumbo… A menos que todos, en un preciso instante, resistiendo, actuemos en sintonía, simultáneamente en todas partes, contra el mundo del libre mercado y de sus operadores, sintomáticos humanoides el ‘homo consumus’, los privilegiados de un sistema genocida y sin retorno.

Ha llegado la hora de tener en cuenta que todo es pasado abolido, debemos dejar de ‘hacer el juego’ a las democracias fingidas con tintes totalitarios, a los denominados políticos de los movimientos populares de pocos y para pocos, que mienten y engañan a diestra y siniestra en nombre del ¿pueblo? y sus derechos inexistentes, con pánico a reflexionar sobre la verdad. Ha llegado la hora de reflexionar en verdad sobre la verdad, manifestando lo que los dueños de la tierra temen oír y ver. En consecuencia, estos delincuentes aceitan las máquinas de represión y la seguridad ‘para todos’ con su aparato policial y la tecnología de última generación, traducida en cámaras que visualizan nuestras vidas como medida de prevención del ‘delito’, que ellos consumaron en prólogo.

Causa que dispara de inmediato el efecto no deseado de lo que a diario nos comentan los artículos de los medios denominados de ¿comunicación?, hasta el hartazgo, acerca de tal o cual noticia de un ilícito cometido por un desesperado, ya sin salida, pero sí con entrada a la prisión y de ese modo legitimando y amortizando un sistema penitenciario caduco y medieval.

La paradoja por tanto entre verdad y libertad es una cuestión de equilibrio, de prudencia, de política, de elección y, en último término, de libertad, de la cuota de mal que una sociedad puede mantener como signo de una libertad efectiva, que, como tal, será siempre una inversión arriesgada que dará ganancias en unos aspectos y pérdidas en otros, paradoja aplicada al decir de Rousseau, quien insiste que sin verdad no cabe libertad…

La unidad social no se mantiene y crece por mucha libertad que haya si falta el conocimiento de su verdad, y tampoco por mucho que se proclame y se enseñe su verdad si falta la libertad.

Sentir, razonar y pensar libremente, interpelar lo real como lo imaginario, asumir las responsabilidades teóricas y prácticas de vivir entre los hombres, existir en un Estado de derecho, donde se cuide a la comunidad en educación, salud, medio ambiente equitativamente en los límites de lo necesario y verdadero, para hacer de esta vida algo digno de ser experimentado.

Este planteo inicial, que representaba un horizonte de millones de destinos, hoy destruidos, fueron aniquilados por prácticas de un sistema atroz, instalado en aquel pequeño mundo en el que aún era posible formular por y para la humanidad un destino de plenitud en ética y armonía. Pequeño mundo en el cual sus términos estaban basados en una realidad para todos en poesía. Más aún eran la base de esa realidad en poesía. Pequeño mundo, cuyos vestigios fueron archivados por un sistema genocida global, puesto en acto sin piedad para los que disienten, resisten y cometen el pecado de vivir acorde a sus ideas e ideales.

Hoy, todo cuanto afecta a los dueños del mundo el ‘homo consumus’ y sus riquezas es criminal. Tienen que conservarlas a toda costa, incluso creando crisis de activos incorpóreos y jamás poniendo en tela de juicio su legitimidad. Fingir que se olvida que siempre los beneficiados son las mismas corporaciones asesinas, cuyo poder se acrecienta con la sangre derramada de miles de hombres, mujeres y niños en guerras fabricadas, en hambrunas evitables y en desapariciones en serie de sujetos-objetos traficados para el turismo sexual, de ese reducido grupo de delincuentes. Garantes de la siniestra democracia procedimental…

Tener muy presente que un instante de verdad equivale a la eternidad… Es la eternidad en un instante, enfrentada al instante mercantil descartable, desechable y perentorio. Es la última oportunidad de nuestra especie, que tiene la posibilidad de cambiar su destino convirtiéndose en ‘homo responsabilus’, digno, solidario y respetuoso, capaz de cambiar el destino degradante de nuestra Tierra.

«Soluterionte

ellos conocen el secreto

¡Estamos aquí, todos nosotros!

con un pasado que nunca cesa

un futuro que nunca empieza

un presente que nunca acaba.

¿El Presente? No hay tal presente

hay un pasado y

hay un futuro, y

el tiempo corre a través de ellos

como una corriente eléctrica.

El Presente es una condición imaginaria,

un estado de sueño…, un SOLUTERIONTE.

Esta última palabra es para vos, te la regalo,

podés hacer lo que quieras con ella.» (De mi poemario «Balada de la vieja nueva ola para héroes solitarios», Ediciones de Arte Gaglianone, 1993)

(*) Filósofo (Cambridge, Inglaterra), poeta, performer, ecologista, artista y periodista argentino. Pionero en el arte performativo. Precursor del minimalismo en América Latina y del Land Art según Jean Baudrillard. Autor del «Manifiesto de los indignados contra el neoliberalismo» año 2011. Miembro-asesor de The World Literary Academy (Cambridge, Inglaterra), «Biography of the year Award» Historical Preservation of America (1986), «Man of the Year» IBC Cambridge 2004, Honoris Universidad de Bologna, Nominado en dos ocasiones a la Beca Guggenheim. Miembro activo de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE).

Twitter, X: @soluterionte

Editor: EM