Las inquietantes similitudes entre el triple crimen de General Rodríguez y el de Florencio Varela
Las muertes de Brenda, Morena y Lara ostentan escalofriantes parecidos con lo sucedido
en 2008, cuando Forza, Ferrón y Bina cayeron bajo una lluvia de balas por meterse en el
mundo narco.
El 13 de agosto de 2008, la Argentina quedó sacudida por un hecho que aún hoy sigue sin resolverse: el hallazgo de los cuerpos de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina en un descampado de General Rodríguez.
El caso, conocido como el triple crimen de la efedrina, reveló el feroz avance del narcotráfico y el crimen organizado en el país. Hasta entonces, los funcionarios políticos vernáculos insistían en decir que la Argentina era sólo un país de tránsito de los narcóticos.
Lo sucedido entonces demostró todo lo contrario: por caso, fue descubierta -y posteriormente desmantelada- una “cocina” de metanfetaminas en Ingeniero Maschwitz.
Allí mismo, detuvieron a un grupo de mexicanos que se habían asociado a malvivientes argentinos para traficar efedrina a México, donde los cárteles suelen utilizarla como precursor químico para elaborar drogas sintéticas que compiten “cabeza a cabeza” con la cocaína.
Todo ello fue parte del caldo de cultivo que terminó sentenciando a muerte a Forza, Ferrón y Bina. Por intentar inmiscuirse en el negocio de un grupo de traficantes mexicanos. Más aún: se llegó a decir que los jóvenes intentaron engañar a los narcos “colando” sal en medio de un cargamento de efedrina.
Lo curioso es que, dieciséis años después, un nuevo episodio volvió a despertar fantasmas similares. Esta vez, el hecho ocurrió en Florencio Varela, donde fueron halladas brutalmente asesinadas Brenda del Castillo (20), Morena Verdi (20) y Lara Morena Gutiérrez (15). Allí también aparece la sombra del narcotráfico, en este caso peruano.
Coincidencias que no parecen casuales
La geografía política: ambos crímenes ocurrieron en la provincia de Buenos Aires, en puntuales zonas donde el narcotráfico ha encontrado terreno fértil para expandirse.
La lentitud judicial: en 2008, familiares de las víctimas escucharon de boca de funcionarios judiciales que estos “se habrían ido de joda”. En el caso reciente, la Justicia pidió esperar 48 horas antes de iniciar la búsqueda de Brenda, Morena y Lara. Incluso se demoró un peritaje telefónico clave.
El trasfondo narco: en General Rodríguez se habló de un “mexicaneo” de efedrina; en Florencio Varela, la pista apunta a la “apropiación” de varios kilos de cocaína.
La tortura como mensaje: en ambos casos las víctimas fueron sometidas a brutales tormentos. En 2008, el más castigado fue Forza; ahora, la más afectada fue la adolescente Lara.
La trampa de los negocios: tanto Forza, Ferrón y Bina como Brenda, Morena y Lara fueron citados bajo engaños de supuestos negocios, que terminaron en sus muertes.
La familia sabe más de lo que cuenta: tanto en el caso de Forza como en el de Lara, las principales víctimas de los narcos, los familiares aparecen sospechados de conocer más información que la aportada a la Justicia y los medios.
El anclaje del narcotráfico foráneo: en ambos casos, aparece la sombra de los cárteles extranjeros operando en el país. En su momento, se trató de clanes mexicanos; ahora, de grupos peruanos.
Un país que dejó de ser de tránsito
Las similitudes no son menores. Y todas apuntan a la misma conclusión: Argentina, como se dijo, ya no es solo un país de paso para la droga, sino un territorio de producción y disputa narco, donde las organizaciones criminales operan con una impunidad alarmante.
El titular de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, Claudio Izaguirre, lo dijo sin dudar ante la consulta de Crónica: “Hace años la Argentina pasó de país de tránsito a productor de drogas”.
A su vez, explicó que el dinero del narcotráfico compra silencios e incluso financia campañas políticas, sin distinguir colores políticos. “Eso otorga a los jefes narcos una protección casi absoluta, principalmente en las provincias del norte del país”, añadió.
El negocio más rentable del mundo
El combate al narcotráfico es difícil, pero no imposible. Lo que suele faltar es voluntad política a nivel internacional, porque se trata del negocio más lucrativo del planeta.
La ONU calcula que el narcotráfico mueve unos 320.000 millones de dólares por año, un número muy superior a lo que maneja el tráfico de armas, unos 300 millones de dólares según los expertos.
Fuente: BAE /AGP