Investigación

Atreverse a poner la mirada sobre uno mismo

Por Dr. Antonio Las Heras. – La mirada esencial del humano actual está casi totalmente puesta en lo exterior. Las estrellas, el universo intraatómico, los códigos genéticos son su centro de atención permanente. La espiritualidad aguarda, en tanto, con toda su carga nutritiva, en algún sitio censurado y reprimido del alma.

Absurdo es negar los progresos que, por aplicación del intelecto, permitieron el crecimiento exponencial de la ciencia y la tecnología en todo el Siglo Veinte, lo que continúa en este Tercer Milenio. Pero al mismo tiempo también es menester admitir que nuestros cimientos espirituales si no se han desmoronado totalmente, van camino a ello. Porque desde que Sigmund Freud descubrió que el psiquismo inconsciente es cimiento y esencia de la conducta humana, podemos asegurar que los disturbios comienzan en la personalidad cuando se permite que la consciencia actúe cual si fuese la totalidad psíquica del hombre. Pero no lo es. La persona no es su consciencia, sino – precisamente – lo contrario: es aquello que anida en el interior psíquico de uno mismo. Por este motivo Carl Gustav Jung (1875/1961) expresaba que quien “mira hacia fuera, sueña; pero el que mira hacia adentro, despierta”.

“El que se ve a sí mismo – agregó el sabio suizo – reflejado en el espejo corre el riesgo de encontrarse consigo mismo. El espejo… muestra con fidelidad la figura que en él se mira, nos hace ver ese rostro que nunca mostramos al mundo, porque lo cubrimos con una máscara de actor. Pero el espejo está detrás de la máscara y muestra el verdadero rostro. Esa es la primera prueba de coraje en el camino interior; una prueba que basta para asustar a la mayoría, pues el encuentro consigo mismo es una de las cosas más desagradables y el hombre lo evita en tanto puede proyectar todo lo negativo sobre su mundo circundante”.

¿Por qué sostiene Jung que tal encuentro “es una de las cosas más desagradables” siendo ese el motivo por el que la mayoría evita tenerlo? La respuesta es bien simple. Y en la actualidad es esencial para comprender mucho de lo que le ocurre a la Humanidad. Mirar hacia adentro de uno mismo es conocer – para posteriormente admitir – la esencia de cada uno. Es aquella frase pronunciada por José de San Martín: “Serás lo que debas ser o si no serás nada”. Que tiene como antecedente al célebre poeta griego Píndaro (518 a. J./ 437 a. J.) afirmando: “Conviértete en el que eres”.

Hoy la gente está atenta a lo que “quiere” o “no quiere” así como a lo que le “gusta” o “no le gusta”; todos asuntos circunstanciales y meramente conscientes. Como la búsqueda es, por lo tanto, superficial, la sensación resultante es de insatisfacción permanente. El laureado escritor sudafricano Laurens van der Post (1906/1996) comenta que ya en la primera mitad del siglo pasado  “Jung estaba seguro de que la declinación y la falta de sentido en el mundo que lo rodeaba se debían, en gran medida, a la creciente incapacidad del hombre moderno para guiar su vida por los símbolos.” Mas dejarse guiar por los símbolos, implica necesariamente estar atento a lo que Sócrates llamó “voces interiores” y que la moderna Psicología de lo Inconsciente describe en mitos, leyendas, creencias y saberes universales. Todo lo que la civilización moderna y posmoderna deja sistemáticamente de lado.

Inclusive Jung ya había advertido sobre lo desacertado del repentino interés de los occidentales por la búsqueda de respuestas en las filosofías orientales como posibilidad para una vida armónica. “Hemos dejado que se desmoronara la casa que nuestros padres construyeron y ahora intentamos irrumpir en palacios orientales que nuestros padres nunca llegaron a conocer”, expresaba el sabio suizo creador de la Psicología de los Arquetipos.

La mirada sobre uno mismo, auténtica, audaz y perseverante persigue idéntico fin que la obra de los alquimistas: generar en la persona una consciencia capaz de comprender con mayor vastedad la realidad; sobre todo aquella que supera a los cinco sentidos, para darle una ampliación motivacional al sentido de la vida. Y que, cada quien, pueda responder aquellas dos preguntas que indicaba San Ignacio de Loyola: “¿a dónde voy para qué voy?”

Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social, magister en Psicoanálisis, filósofo, historiador y escritor. “Atrévete a vivir en plenitud”, es su más reciente libro.  www.antoniolasheras.com

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Editor: EM /RHG