Ernesto Tenembaum: «Todos los argumentos de Milei son débiles y desequilibrados»
El conductor radial planteó que Milei y su equipo «están realmente enfermos en torno al periodismo» y afirmó que los valores del Presidente atentan contra la democracia: “Definitivamente Milei no cree en la libertad y si él pudiera sería un dictador”, enfatizó.
El prestigioso periodista, Ernesto Tenembaum, repasó el convulsionado vínculo de Milei con los medios de comunicación y sostuvo que tiene una «obsesión absurda» y que su mirada «choca con la sociedad argentina». «Es una mente que está con los ‘cables pelados’, y así es muy difícil», graficó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).
Ernesto Tenembaum es uno de los periodistas más prestigiosos del país, además de psicólogo. Conduce el programa “¿Y ahora quién podrá ayudarnos?”, en Radio con vos, todas las mañanas.
Aunque el Gobierno se embandera bajo el discurso de la libertad, el vínculo que mantiene con el periodismo crece día a día, impactando de lleno el ejercicio de la profesión. ¿Es un momento del periodismo más conflictivo que en el peor momento kirchnerista?
Uno está un poco viejo y, cuando ve estos conflictos, se le viene a la cabeza eso de que la segunda etapa de la farsa es una comedia y no una tragedia. Hay momentos que a mí me dan risa, hay momentos que me dejan perplejo, hay momentos que siento que no tengo que dar bola, hay momentos que siento que es importante, pero lo que más me llama la atención es que la obsesión es fuerte, repetida y con blancos móviles, porque hoy sos vos, otro día soy yo, otro día es Silvia Mercado, otro día son los periodistas de la sala de prensa de la Casa Rosada.
A mí me sorprende que Milei y su gente están realmente enfermos con este tema no encuentro una forma racional de verlo. Es que todos los argumentos son débiles y desequilibrados, todas las reacciones son completamente descompensadas. Siento que hay una obsesión absurda, es el absurdo mucho más que la agresión o la idea de que esto podría lesionar a la libertad de prensa de verdad.
Pero sí puede lesionar a la profesión, generando autocensura, miedo y reducción en las redacciones. En la época del kirchnerismo el oficialismo tuvo que producir un programa como 678 en el canal público, y hoy ni siquiera se necesita eso, ya que tenemos en canales privados programas que se parecen bastante a aquel, pero con un mensaje opuesto. ¿Lo ves así?
Ayer, ellos tuvieron una agresión contra una persona a la que nombran y dos a la que no nombran, pero que uno puede identificar quiénes son. Una se refiere a vos. ¿Cuál es la agresión? Vos lo dijiste, no hay nada que se refiere a algo que vos hayas dicho en los últimos días.
Pero, ¿quién puede tener el recuerdo de que Noticias en el 2016 publicó una nota crítica a Messi cuando renunció al seleccionado? Solamente alguien de Perfil, pero como nadie de Perfil trabaja en el Gobierno, seguramente fue alguien de inteligencia que se acercó a Milei con esa tapa de Noticias del 2016.
En su publicación te burla a vos con un apodo que te pone, y hace una perorata sobre los periodistas acerca de que mienten cuando alguien los critica y que violan el artículo 19 de la Constitución Nacional. Es algo que uno lee y se pregunta: ¿y este chabón de qué está hablando? O sea, hay un odio que se le cruzó hacia vos. Es un disparate porque, además, uno podía discutir esa tapa y encontrar puntos que son justificables, pero no da para ni para entrar en la discusión.
Por otro lado, Sofía Diamante es una periodista de La Nación que la mayoría de la gente no conoce, porque no hace televisión ni radio sino gráfica. Tiene 28 años, es muy buena periodista de economía, muy constructiva y muy sólida. Alguna vez la entrevisté y te das cuenta que ella entiende los problemas que tiene un ministro de Economía ante desafíos muy complicados. A diferencia mía, por ejemplo, que siempre soy controvertido, polémico, incluso cabrón por momentos.
Entonces, aparece un tal Felipe Núñez, cuya existencia yo desconocía pero parece que es el titular del BICE, y le dice: “Diamante, ¿por qué no haces el esfuerzo por entender algo?”. Ella no responde, y después aparece Milei y le adjudica algo conspirativo a Sofía diciendo que ella en la campaña mentía permanentemente sobre el Presidente y sobre sus propuestas.
Además, Milei sostuvo que ella “sabe lo que va a decir el Fondo cuando el Fondo no habla con periodistas”. Y lo adjudicó a que “lo que pasa es que debe ser del mismo tipo que el dinosaurio del círculo rojo”. Yo traté de averiguar a quién se refería con “el dinosaurio del círculo rojo”, y gente de La Nación me dice que es una referencia que ya hizo varias veces a Joaquín Morales Solá.
O sea, al tipo se le cruzan los cables y va sobre vos por algo que hiciste en 2016, sobre Morales Solá sobre algo que escribió el domingo, sobre Sofía Diamante sobre algo que erró o habría errado. Es una mente que está con los cables pelados. Es muy difícil.
Lo que yo veo en eso, más allá del desafío que también existe y que pone en tensión al mundo periodístico, es algo que veo en muchas cosas: las características personales de la persona que está gobernando el país. ¿A qué le da prioridad?, ¿de qué manera imagina que un país podría funcionar? Y ves un personaje que por momentos es enfermizo, desequilibrado, que no cree en la libertad y que si él pudiera sería un dictador.
La mirada que tiene sobre la sociedad que a él le gustaría diseñar choca con lo que es la sociedad argentina. Y entonces, ese choque va a generar, además de problemas económicos, que ya están pasando, problemas políticos, de tensión muy serios a los que no estamos acostumbrados.
Dentro de ese problema político hay un elemento básico, que es uno de los elementos que está en su horizonte: el problema con nosotros. Pero esto no es un problema con el periodismo, es un problema con la libertad, es un problema con la crítica, es un problema con las mujeres periodistas particularmente, es un problema con la idea de una sociedad de libertad, es un problema con una sociedad que sea integrada en términos económicos, entre otras cosas.
Veamos, por ejemplo, la fijación con Silvia Mercado. Podemos decir que hay un universo que se divide en gente pro ortodoxia económica, pro Milei o alianza Milei-Macri, y gente anti. Y yo a Silvia, siempre con matices, la pondría en el lugar más pro Milei. El Presidente se enojó de manera incontrolable, porque Silvia lo único que hizo fue decir que sus perros habían llegado a Olivos. La información era cierta, pero aun cuando la información no hubiera sido cierta, no veo qué tiene de dañino eso.
Pero a Milei lo sacó. Y entonces, a partir de ahí, da la orden de condenarla, castigarla y dejarla fuera de la Casa Rosada. Explicame en términos racionales esa reacción. Es la reacción de una persona descompensada, una persona que tiene elementos enfermizos, y que permanentemente encuentra conflictos donde realmente no los hay.
Es un tipo raro. Ese tipo que tiene estas reacciones tomando decisiones sobre la economía, toma las decisiones que está tomando. Ese tipo con esas reacciones, toma las decisiones que está tomando sobre la política. Y entonces, lo que representa un problema para el país no es el tema de él con el periodismo, sino el tema de sus miradas sobre casi todas las cosas.
La cultura del odio y las redes sociales
Viendo lo que pasó en Estados Unidos con este atacante de Donald Trump y lo que pasó en la Argentina con Cristina Kirchner en donde no salió la bala: ¿Esta agresividad oral y este discurso destemplado puede ser tomado como farsa, ya que tiene un componente farsesco sin ninguna duda, pero no genera personas desequilibradas como el propio emisor del mensaje? ¿O, por el contrario, realmente puede generar acciones violentas que terminan muy mal?
Y, es una gran pregunta que me hago desde hace muchos años, desde la época del kirchnerismo, cuando Cristina tenía ese mensaje tan agresivo y después ese mensaje agresivo fue respondido por un sector muy importante de la política y del periodismo, básicamente casi en magnitudes simétricas.
Todo esto lleva a que uno se pregunte si la locura que hay en personas de poder, personas que tienen acceso a los medios de comunicación y personas con un acceso muy importante al debate público, no genera en personas que están desequilibradas ganas de matar a alguien. No sé si tengo una visión respecto de esto.
A veces pienso que, por ejemplo, todo eso que pasa en las redes sociales es una catarsis de mucha gente que, de esa manera, deriva su odio en un lugar que después en la realidad concreta y material no se realiza porque se hacen justamente las catarsis en las redes sociales y la vida sigue. Pero no lo sé, y por supuesto que es un tema que me preocupa.
Yo estaba tratando de pensar algo sobre el atentado a Trump y hay un elemento que se repite muchas veces, que es que quien sufre el atentado y aquellos que simpatizan con él tienden a pensar en el atentado como un componente de una conspiración y no como algo aislado. Esto pasó con los Kennedy, esto pasa con Cristina, esto pasa con Bolsonaro y esto pasa ahora con Trump. Y cuando los organismos del Estado, que a veces son muy incompetentes, no logran determinar la conspiración que derivó en ese atentado, se transforman en sospechosos para aquellos que creen que hubo una conspiración.
Esto se repite como un patrón, cada vez que hay un atentado aparece eso. Ahora, en una sociedad donde lo que hay es mucha sensibilidad respecto a que el adversario es un enemigo, eso puede deteriorar mucho la democracia.
Fuente: Perfil / Editor EM