El asesino serial Robledo Puch contó cómo son sus días en la cárcel tras más de medio siglo preso y afirmó: “Lo único que ansío es que me maten”
El feroz asesino dijo que padece varios problemas de salud y que «está sufriendo mucho». Fue detenido en 1972 tras cometer al menos 11 crímenes.
Carlos Robledo Puch, el “Ángel de la Muerte”, como se lo conoce, fue detenido con tan solo 20 años, en 1972. Hoy, con 73, espera que le ocurra lo que él le hizo a muchos. “Lo único que ansío es que me maten”, dijo el feroz asesino serial que hace más de 50 años mató a 11 personas y cometió una violación, 2 raptos y 17 robos.
En una entrevista con el canal América TV, el asesino múltiple enfatizó: “Lo único que ansío es que me metan en una sala de una clínica, me abran una vía con suero, me hagan dormir profundamente y después me inoculen el veneno y me maten”.
En la nota también contó que atraviesa graves problemas de salud, que “está sufriendo mucho” y que lo “único que necesita” es morir. Sobre estos padecimientos, detalló que tiene cuatro hernias, problemas de próstata, cataratas, artrosis, asma, EPOC, pérdida de masa muscular y dolores en la columna, cadera y cintura.
“Estoy destruido, destruido, destruído”, resumió sobre sus problemas de salud. Cuando el periodista le preguntó si creía que podía salir en libertad, él le respondió: “No me van a dejar salir jamás, creo que lo dije y fui claro. Jamás me lo van a permitir”.
En noviembre del 2024, un fallo judicial le había otorgado la posibilidad al asesino de beneficiarse de un “régimen abierto de detención”. Sin embargo, él lo rechazó porque dijo que “está acostumbrado a esto”. Está detenido en la Unidad Penitenciaria 26 de Olmos, y ya lleva más de medio siglo en la cárcel.
El brutal asesino con cara de ángel
Según se puso reconstruir en los años que pasaron desde sus asesinatos, Puch no sufrió ningún tipo de abuso en su infancia, por lo que su motivación para cometer estos crímenes atroces. Mataba junto con cómplices para no dejar ningún testigo vivo que hubiese presenciado sus robos. Su ferocidad lo llevó a asesinar a sus dos socios.
Su papá era empleado de General Motors y su mamá era ama de casa de ascendencia alemana. Nació en 1952, y antes de cumplir los 20 años comenzó a cometer crímenes en el norte del conurbano. Un año le bastó para asesinar a 11 personas, ya que su primer homicidio fue el 18 de marzo de 1971 y fue detenido en febrero de 1972.
El modus operandi era casi siempre el mismo, entraba a algún boliche, supermercado o ferretería, robaba dinero y después junto con su cómplice, Jorge Ibáñez, asesinaban cruelmente a los testigos. Luego de haber cometido algunos robos y homicidios, el 5 de agosto de 1971 Puch asesinó a su cómplice en un supuesto accidente de tránsito.
Esto no detuvo los hechos de violencia, sino que Puch buscó otro cómplice, Héctor Somoza. Después de asesinar a cuatro personas en diferentes robos, el 3 de febrero Puch mató a Somoza, le quemó las huellas dactilares y su rostro con un soplete. Ese mismo día fue detenido en la casa de su abuela y trasladado al penal de Olmos. En 1980 fue condenado a cadena perpetua.
AGP /A24 / Clarín
Editor: EM
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