NOTA DE LA SEMANA

¿Un microchip en el cráneo de Napoleón?

Por Dr. Antonio Las Heras. -Corría el año 2.010 cuando, científicos que habían estado examinado el esqueleto de Napoleón Bonaparte (1769/1821) admitieron que estaban «profundamente sorprendidos» la comprobar la existencia de un microchip – de un centímetro de largo – incrustado en el cráneo del famoso francés. 

 En su momento, la noticia fue muy difundida. Curiosamente – y lo decimos de manera irónica, obvio – no volvió a tratarse el tema. Es más, surgieron los previsibles comentarios de que todo era una farsa provocada para obtener fama.

También hubo quienes, de inmediato, expresaron que el extraño objeto, de procedencia desconocida, bien podría ser un implante extraterrestre, sugiriendo que Bonaparte habría sido abducido por seres extraterrestres, quienes habrían realizado con él un experimento a efectos de generarle un destacado y singular comportamiento.

Hasta ahora, todo indica que los que han sido víctimas de secuestros extraterrestres son personas corrientes que no desempeñan ningún papel en los acontecimientos mundiales.

«En este momento tenemos evidencia convincente de que los extraterrestres hayan actuado en el pasado para influir en la historia humana, y pueden seguir haciéndolo», afirmaron – presurosos – algunos convencidos de que el objeto fuera producto de una acción extrahumana Inteligente.

Pero, claro, tanto entusiasmo se estrella con el hecho de que lo hallado es, en todo caso, un microchip al que podríamos denominar rudimentario comparado con los que, en la actualidad, produce la tecnología humana. ¿Acaso los alienígenas fueron capaces de llegar desde otros mundos a través del infinito cósmico… pero utilizan un microchip de vieja data? ¡Muy contradictorio!

Nosotros pensamos que conviene volver a traer el tema. Recordarlo. Tenerlo en cuenta. Pues, como bien conocemos, la “historia oficial” está plagada de ocultamientos y engaños a efectos de normalizarla para dar a entender que la evolución de la civilización siempre se mantuvo en carriles de lo previsible. Aquí otra evidencia de que no fue así.

Recordemos lo sucedido.

«Las posibles ramificaciones de este descubrimiento son demasiado grandes para comprender,» declaró el Dr. André Dubois, quien hizo la revelación sorprendente en una revista médica francesa.

El Dr. Dubois hizo el sorprendente hallazgo al estudiar el esqueleto exhumado de Napoleón, bajo un presupuesto de trabajo de 140.000 dolares del gobierno francés. «Yo esperaba determinar si sufrió de un trastorno de la hipófisis que contribuyera a su pequeña estatura», explicó.

Pero en su lugar lo que el investigador encontró fué algo mucho más extraordinario: «Al examinar el interior del cráneo, mi mano rozó a través de una pequeña protuberancia.»

Entonces miró el área bajo la lupa y se sorprendió al encontrar que el objeto era una especie de microchip super-avanzado.

«…el objeto era una especie de microchip super-avanzado.» “Superavanzado”, claro, para el año 2011. Hoy sería considerado como elemental.

Desde el punto de crecimiento del hueso alrededor del chip, el experto considera que se implantó cuando Bonaparte era joven.

«Napoleón desapareció de la vista durante un período de varios días en julio de 1794, cuando tenía 25 años. Posteriormente declaró que había estado preso durante el golpe de estado Themidorian, pero no hay registros de que el arresto exista. Yo creo que es cuando se produjo el secuestro.»

Desde ese momento, el ascenso de Napoleón fue meteórico. Al año siguiente, había sido puesto a cargo del ejército francés en Italia.

En 1804, después de una serie de victorias sorprendentes, el diminuto tamaño general se coronó emperador de Francia y su imperio pronto se amplió para incluir lo que hoy es Alemania y Austria, así como Suiza, Italia y Dinamarca. «Napoleón utilizó estrategias militares,más de un centenar de años por delante de su tiempo” comenta el médico Dubois. «Tal vez el implante de alguna manera mejoró sus habilidades», agregó por aquellos días.

El implante también podría explicar la costumbre famosa de Napoleón de poner su mano sobre su corazón, añadió. «Es posible que el dispositivo afectara las señales eléctricas de su cerebro a su corazón.»

En el momento de su derrota ante los ingleses en Waterloo, en 1815, Napoleón había alterado la faz de Europa.

¿Dónde se encuentra, hoy en día, ese extraño artefacto? ¿Por qué no se continuaron comentando los experimentos que han de haberse hecho con el mismo?

¿Acaso nos encontramos con un elemento más de los denominados “objetos fuera de tiempo”?

Preguntas sin responder. Esperamos que pronto tengamos explicaciones suficientes.

Antonio Las Heras es doctor en Psicología Social, parapsicólogo, o, filósofo e historiador. e mail: alasheras@hotmail.com

Por Dr. Antonio Las Heras

Editor: EM