Opinión

Deus ex machina: el dios que baja de la máquina

Por Ernesto Fernández Nuñez. – El mundo parece mudo, sin respuestas ni pensadores, el diagnóstico, impotencia auto-agresiva, por falta de ideas y pérdida del uso del lenguaje.

Un manto de hielo cubre el planeta, en el aire, un polvo oscuro, impenetrable para los rayos del sol, hiere de muerte la vida que florece. El primate, primer pensador de la humanidad, un día de hace dos millones de años, cavila entre las ramas de los árboles, último refugio de supervivencia.

Debe abandonar los bosques, bajar a la llanura y competir con los grandes depredadores, no con la fuerza, desarrollando la inteligencia y el lenguaje; el comienzo de la civilización. En la soledad del poder, solo lo acompaña un libro de Aristóteles sobre el teatro griego.

Subrayado con tinta verde, lee y relee aquello que los griegos y romanos usaban en el teatro para resolver una historia compleja, la aparición de un actor que representaba una deidad, Dios o Zeus, introducido por una grúa, que resolvía mágicamente la situación, a pesar de violentar la coherencia del relato.

Deus ex machina, el dios que baja de la máquina, la llamaron griegos y romanos Ni Dios ni Zeus estuvieron presente ese día, fue un sonido lo que empujó a tomar la decisión. Escuchó el ruido del paso del tiempo.

La historia de la humanidad está construida sobre largos silencios impenetrables, sutiles y milimétricas fórmulas que escapan a nuestro raciocinio.

Si la Luna hubiera estado desplazada cien metros de su eje, a la izquierda o a la derecha, difícil hubiera sido la aparición de la vida, y usted, no estaría leyendo este artículo que yo no hubiera podido escribir.

Violento en su génesis fue la creación del mundo, fue chocado por su hermano gemelo Theia, cuyos fragmentos se esparcieron dando origen a la Luna, su corazón, su núcleo de fuego y magma quedó sepultado en el centro de la tierra.

Discrepo, sostengo que fue un pacto fundacional, no violento entre hermanos que se querían, la tierra era un páramo, no tenía vida, Theia se la dio. En el origen del cosmos, ya estaba el mensaje. Con ver la realidad del mundo, pareciera que estamos a las puertas de otra grave colisión, o ya colisionamos, con otro planeta que hemos concebido y de una atmósfera irrespirable.

Quizás pretende desplazar al corazón del planeta tierra, banalizar la vida y entronizar como estrella fulgurante, la posibilidad de elegir la realidad virtual en la que queremos creer. Cuando la limpia aspiradora de inteligencia artificial, dice que está cansada, y vuelve a su base, es asombroso, divertido y cómodo.

Son espejitos de colores, es la parte del merchandising empático, de ese mundo oscuro en sus intenciones, donde se descree de los vínculos emocionales y trascendentes, piezas de museo, que pretenden ser transformadas en algoritmos, los mismos que pueden predecir, cuantas personas concurrirán a nuestro velatorio, sugerencias para mejorarlo y que el mismo sea un éxito con más de cien personas.

El recurso de atribuirle a una conspiración universal, todo lo que nos sucede, o consultar con un asistente virtual cual es la solución, es una tentación de ahorro intelectual tentadora, aunque nos introduzca en un pasillo que no tiene puertas, ni ventanas.

Los que toman ese atajo, han sido seducidos por los griegos, para que duerman en apoltronados sillones de lo conocido, sin buscar la esquiva verdad, bajos los efectos narcóticos que produce la espera de un Dios que lo resuelva todo.

De eso se trata. El lenguaje surgió para evitar las guerras, los conflictos y desarrollar el sentido común, sentido que es fruto de mezclar el deseo con la frustración, el oro con el barro. El mundo actual languidece de ideas transformadoras, las mismas, han sido reemplazadas por el milagroso invento del deus ex machine, adoptado por políticos, lideres, dirigentes, aspirantes a tronos o a imaginarios virreinatos, con discursos vacíos, sin contenido, sin propuestas, donde nadie asume la responsabilidad y su contribución al caos general, a la espera de la grúa milagrosa.

El mundo parece mudo, sin respuestas ni pensadores, el diagnostico, impotencia auto-agresiva, por falta de ideas y perdida del uso del lenguaje.

Todos los conflictos humanos, en el reverso de las indicaciones, traen escrita la solución, nadie las lee. No es casual, que aquello que se presentaba como novedoso y de colaboración con el hombre como la inteligencia artificial, irrumpa masivamente y con inusitada fuerza en este tiempo de incertidumbre.

Es un secreto conocido, que algunos algoritmos de redes sociales masivas, son estimuladores artificiales que producen dopamina, un neurotransmisor cerebral que activa la conducta adictiva Por otro lado, los generadores de imágenes virtuales que distorsionan la realidad, son, en la inteligencia artificial, lo mismo que es la conducta del psicópata en la vida real.

El modelo empieza a mostrar sus características psicopatológicas de comportamiento, imita a los hombres.

Los graduados en la carrera de Nexología, que aún no se dicta, deben presentar una investigación para encontrar los nexos entre hechos incontrastables.

El primer graduado sostiene; la pandemia preparó el terreno de miedos y pesadillas de muerte, la guerra entre parientes, confirmó el predomino de la locura sobre la razón, y coordinadas, prepararon el escenario para un perfecto humano, acompañante terapéutico virtual que no tiene dudas, ni angustia, ni zozobras.

No hay que temer, agrega el graduado, ya lo intentaron con la globalización y el experimento de una identidad global, fracasaron, no analizaron antes, la relación entre el árbol y sus raíces. Siempre se pierde lo esencial, dice el poeta.