Opinión

Ya no quedan más amigos de lo eterno

Por Jorge Garacotche.- Muy buenos días desde La Barra Beatles, una barra inquieta tratando de ponerle color a los domingos. Hoy quiero recordar un doble publicado en febrero de 1973: “Pescado 2”Pescado Rabioso tuvo una carrera corta, apenas 3 discos, pero fueron más que suficientes para ingresar por la puerta mágica de la historia grande.

Muy buenos días desde La Barra Beatles, una barra inquieta tratando de ponerle color a los domingos. Hoy quiero recordar un doble publicado en febrero de 1973: “Pescado 2”Pescado Rabioso tuvo una carrera corta, apenas 3 discos, pero fueron más que suficientes para ingresar por la puerta mágica de la historia grande. Fue sin duda la etapa más rockera de Luis Alberto Spinetta y uno de sus mejores ingresos al mundo de lo imperecedero. Hace poco se cumplieron 50 años de este álbum emblemático del Rock Argentino. Los que seguimos la trayectoria de Luis Alberto Spinetta lo tuvimos en vinilo, en cassette, luego en CD y ahora en la computadora, es una compañía musical que sonó a lo largo de todos estos años. Es el segundo disco de la banda y  el quinto que publica Spinetta. El lanzamiento estuvo a cargo del sello Microfón, por ese entonces el sello más ligado a nuestro rock. Los que estuvieron presentes en el recordado recital de Vélez de Las Bandas Eternas recordarán que tres temas de este disco sonaron esa noche: Poseído del alba, “Credulidad” y “Hola dulce viento”.

Seguramente Pescado 2 no fue pensado como la despedida de Pescado ya que al tiempo la banda decidió separarse y el ciclo se cerró con Luis Alberto unido a algunos amigos haciendo “Artaud”, pero de la banda solo quedaba el nombre.

La grabación se realizo en noviembre de 1972 en los Estudios Phonalex, en Buenos Aires y estuvo a cargo de Norberto Orliac. El creativo arte de tapa fue obra de Viviana Rossi, Luis y Gustavo Spinetta y Jorge Vizñovesky, quien también estuvo en el disco “Desatormentándonos” aportando su locura.

La primera rareza de este trabajo es que el disco es doble, algo inusual en la música argentina de entonces.

Para Pescado 2 ingresó David Lebón en reemplazo de Bocón Frascino. El Ruso venía de ser batero de Color Humano y Pappo´s Blues, todos conocemos su versatilidad. Aquí la ficha técnica:

  • Luis Alberto Spinetta: Guitarras, voz, bajo en «Mañana o pasado»
  • Carlos Cutaia: Órgano, piano, y dirección de cuerdas en «Cristálida»
  • David Lebón: Bajo, voz, solo de guitarra eléctrica en «Mi espíritu se fue»
  • Black Amaya: Batería, percusión

El disco marca la introducción de Spinetta en la obra literaria de Artaud y Rimbaud, de manera que en las letras aparece una poética que iba a ser característica de este autor y compositor marcando a fuego el resto de su obra. Es muy interesante leer el cuadernito que viene junto con el doble y leer frases, consignas, dibujos en donde se aprecia toda esta revolución interna que pasaba por la cabeza de Spinetta.

En la tapa creo que está la pauta de lo que se va a escuchar, hablo de toques de locura, vanguardia, imágenes oníricas, naturaleza. Vemos un pez con cuerpo deforme y mirada que impacta, muy despierto y de su cola se desprenden tres corcheas como goteando. Sobre uno de los costados de la tapa hay árboles colocados de forma horizontal que se informa en aquel cuadernito que son petiribíes argentinos. La figura del árbol tiene una fuerte presencia en varias letras de Spinetta. Todo un símbolo metafórico. Esto es obra de Gustavo Spinetta, quien también aparece en la banda como baterista. Con el tiempo esta imagen de los árboles pasó a ser una especie de logo del grupo.

En la contratapa hay una hermosa foto de Viviana Rossi con tonos amarillos donde se ve al grupo en una imagen típica de época: los músicos recostados en un parque y con look de hippies porteños.

En el arte interno se muestran varios dibujos e ilustraciones del propio Luis Alberto a modo de historieta. Hay un comentario en este cuadernito que marca un rumbo: “Cuando estés sacando uno de los discos para poner el otro, proponele a un amigo que esté cerca, que mire al centro del cuadernillo. Este punto imaginado que vea será el punto en el que Pescado Rabioso comenzó a edificar esta selección musical. Finalmente, creo que ese es el punto al que tenemos que llegar, desnudos de liberación, en el espacio. Cualesquiera sean los atributos de este punto.

Punto: centro de la energía emanadora de las fuentes esenciales.”

En dicho cuaderno leemos un poema de Rimbaud llamado “Puentes” que pertenece a su libro “Iluminaciones”, considerado una obra cumbre del surrealismo. En la segunda parte dedicada al disco 2 hay otro poema llamado “Estado matinal”, firmado por los cuatro integrantes y que está dedicado al mismísimo Rimbaud, el gran influyente de este trabajo.

original, el comienzo del disco: es el tema “Panadero ensoñado”, quizá no habría que decir nada y escucharlo, para no anticipar la sorpresa. Es el toque humorístico. Lo que sigue es realmente de lo mejor de la obra spinetteana: “Iniciado del alba” y “Poseído del alba”, con clara influencia de Rimbaud. Particularmente creo que la canción “Poseído del alba” es uno de los puntos más altos de la historia del rock argentino, una belleza por donde se lo mire, con una armonía tan rica como sublime, una melodía dulcísima y varias frases de la letra que han quedado para la posteridad: “El alba me sorprenderá, con la vista sumergida en el mar, donde van los colores, a la cerrazón. Estas son luces que nacen y mueren, ya no quedan más amigos de los eterno”. Para luego confesar íntimamente: “Soy un ángel de hambres muy bien reales, soy tan frágil que tengo, como vos, que transformarme”.

Hay un blues en acordes menores, “Como el viento voy a ver”, con una melodía entre delicada y melancólica, el tema es tan genial que derrota por goleada a la calidad sonora que nos perturba. En este disco se da el debut compositivo de David Lebón aportando una gran canción “Hola dulce viento (Mañana o pasado)”. Uno de los momentos más exquisitos del disco se da en la bella canción “Credulidad”, un clásico, que aportó frases inolvidables al acervo rockero: “Pero vas donde sonrisas te dan, esos encapuchados de un mundo viejo, no, ¿no ves que nada te dan? Credulidad…”. Para agregar: “Lo peculiar de nuestro gran calabozo, es esta especie de terror por el bosque. La risa, nena, no podrá surgir, a menos que te subas al árbol. Bien, el árbol es la verdad, descansa por tu cuerpo, cierra ya los ojos, hoy tus uvas vas a tirar, credulidad…”.

Sobre esta canción Spinetta declaró alguna vez: “Si en la vida hay algo que marca es el amor… cuando un amor se quiebra en el aire, la herida es imperecedera, como un estigma”.

Por ahí encontramos una linda canción que nos llamó la atención: “Ámame petiribí”, lo que nunca pensamos era que allá por 2020 la íbamos a volver a escuchar, pero esta vez en la voz del yankee Eminem, dándole todo un giro propio de estos tiempos modernos. Una de las canciones que más recuerdo que me empujaban a poner este disco en el viejo Wincofón y escucharla en forma ritual era “Madre selva”. Una obra que uno hoy define como bien progresiva, representativo de esos años, con un sonido adelantado a su época, un gran trabajo de Cutaia en el Hammond y la llamativa forma en que Spinetta rasguea su guitarra, de las canciones más conmovedoras que trae este trabajo. El cierre del disco es apoteótico con un hermoso tema con aires de rock sinfónico: “Cristálida (aguas claras de olimpos)”. Por allí dice la letra: “Aguas claras de olimpos, que la diosa guarda, los caballos del día, que la diosa guarda; los caballos del día sudan de golpe frente a mí, temblando de carreras….sombras inútiles del parque, los que llamaba no aparecieron, todo gigante termina exhausto de que lo observen los de afuera”.

Aquí se suman los músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la dirección de Carlos Cutaia. ¿Qué habrán dicho por esos años viendo a un rockero dirigir una sinfónica? En medio de ese clima cuasi clásico se escucha a Spinetta declarar al mejor estilo Rimbaud “Ya no tengo más dios”.

Estamos sin lugar a dudas frente a uno de los discos que por algo quedó en la historia e incluso es uno de los vinilos más buscados por los coleccionistas, que pagan verdaderas fortunas por esos álbumes. El rock argentino se ha internacionalizado y es muy común caminar por algunas ferias de discos y escuchar a varios extranjeros preguntar por ediciones de este tipo y pagar precios inimaginables. Hace unos años escuché a alguien contar que en Los Angeles un productor yankee le preguntó por Pescado, si había manera de contratarlo para una gira por allá porque era un éxito seguro. Hay una foto famosa donde se ve a Robert Plant con una remera de Pescado, una imagen soñada y que santifica.

Pescado Rabioso fue la etapa más rockera de Spinetta, acá se nota la fuerte influencia de bandas como Led Zeppelin, sobre todo en los riffs de guitarra. El disco es de lo poco de Spinetta que trae ciertas “desprolijidades” pero creo que esto es debido a la simpleza de la maquinaria de los estudios frente a semejante propuesta artística que seguramente se vio desbordada. Esto es algo muy notorio en varios discos de esa época. Por esos años la mayoría del material que se publicada estaba enfocado a la llamada “música comercial o complaciente”, que no requería una tecnología de avanzada ni técnicos exquisitos, todos se conformaban con lo mínimo y se encolumnaban detrás del fetiche de las ventas. Recomiendo fervorosamente escuchar este disco doble, leer sus letras con un pie en la poesía y otro en la filosofía, dejarse viajar por hermosas melodías que son de lo mejor que se ha producido en Argentina y que ahora también navegan por los oídos y equipos de países lejanos. Es muy bueno que esto nos ocurra, pero creo que es mejor aún que tomemos conciencia que está sucediendo. Yo le debo mucho a este disco, a estas canciones, no solo la felicidad de escucharlo sino un enorme salto de información acerca de los asuntos del espíritu, del amor, de la poesía y su camino rumbo a la sabiduría. ¿Cómo no comentarlo?.

(*) Jorge Garacotche: músico, compositor, integrante del grupo Canturbe y Presidente de AMIBA (Asociación Músicas/os Independientes Buenos Aires). Vive en Villa Crespo, Comuna 15. Bs As