Policiales

«Te voy a cortar las manos con una sierra»: los nuevos audios del comerciante descuartizado y las tres pistas que rodean el crimen

Forman parte de una charla de 40 minutos entre Fernando Pérez Algaba y Gustavo Iglesias, presunto barrabrava de Boca.

Cuarenta minutos de charla telefónica. De un lado, Fernando Pérez Algaba, el trader asesinado y encontrado descuartizado en una valija en Lomas de Zamora. Del otro, Gustavo Iglesias, un presunto integrante de la barrabrava de Boca Juniors. En el medio, insultos y amenazas por doquier. Parte de esos nuevos audios salieron a la luz y ya forman parte del expediente. «Te voy a cortar las manos con una sierra», es una de las frases más resonantes teniendo en cuenta la modalidad del crimen del comerciante.

Luego de una primera serie de audios reveladores en los cuales se escuchaba a Pérez Algaba pedirle a Iglesias que lo mate cuando lo vaya a buscar, aparecieron otros fragmentos de la conversación en los cuales aparece la víctima con un tono más mesurado. En contrapartida, Iglesias eleva su voz durante un sinfín de amenazas contra quien lo estaba grabando. Incluso, en más de una oportunidad, Iglesias da su nombre, apellido y hasta el DNI.

«Yo no te voy a matar, te voy a hacer algo peor. Te voy a sacar los ojos y te voy a cortar las manos para que no cuentes plata nunca más en tu vida. Te voy a cortar las manos con una sierra», le dice Iglesias a Pérez Algaba, quien apareció descuartizado el último domingo en un arroyo de Ingeniero Budge. En una valija, estaban sus brazos y piernas. Una de ellas, tenía un disparo.

Con la intención de encontrar el resto del cadáver, la Policía drenó ese sector del canal y halló el torso, el lunes por la mañana. El pecho tenía otros dos disparos. La cabeza estaba en otra bolsa y la encontraron el martes a las 11 de la mañana.

«Después de hacerte lo que te voy a hacer, no tengo ningún problema en ir preso», desafía Iglesias, luego de las incesantes amenazas. «Yo me la banco. Me como siete, ocho años (de cárcel), y no tengo ningún problema. No me escondo como vos que tiraste una piedra y te fuiste corriendo con esa (camioneta) Amarok», continúa el barra.

E insiste: «Tengo dos huevos… me la re banco. Te corto las manos y voy a la comisaría con tus manos. Les digo ‘a este muchacho, Fernando, le corté las manos yo, ¿cuánto me dan?’… Gustavo Iglesias, a vos, te va a cortar las manos».

Pérez Algaba se había ido a Barcelona para escapar de los constantes reclamos por dinero adeudado. En ese aspecto, Iglesias lo tilda de «traidor y garca» en otro tramo de la comunicación.

«Vos me traicionaste y me garcaste. Tengo un veneno con vos que te tengo odio… En breve nos vemos y ahí vas a conocer al verdadero Gustavo Iglesias, que no lo conocés vos. Vos te pensás que lo conocés, pero no… No conoces a Satanás. Cuando conozcas a Satanás vas a llorar y vas a suplicar por tu mamá… Pero no va a haber compasión», le advierte.

Por último, el supuesto barra le da a entender que se codea con gente «del poder» y le advierte que no va a poder volver a salir del país. «Si vos supieras con la gente que me junto yo, te suicidás. Porque la gente con la que ando yo maneja el país. Mirá con quién te estás metiendo. Vos querés pelear contra el poder y sos tan tonto que te va a ir mal. Te metiste con el peor de Argentina. Te queda poquito, te lo aseguro. No podés salir más del país, no saques pasajes para ningún lado», remarca.

El teléfono que usaba Pérez Algaba no apareció. Pero los investigadores incorporaron chats y audios que trascendieron a los medios antes de llegar a la fiscalía N° 5 de Lomas de Zamora, al frente de la causa por homicidio. También hay notas y chats en los que él recopilaba información «por si me pasa algo», repetía. Grababa las llamadas con quienes le reclamaban dinero y esperaba que lo amenazaran para tener registros. Se habla de un total de más de 200 mensajes intimidatorios.

Para poder reconstruir las horas previas del crimen, además del teléfono, los pesquisas tratan de hallar otras dos pertenencias del comerciante: el auto y el perro bulldog que siempre lo acompañaba.

Para la fecha de su desaparición, Pérez Algaba se movilizaba en una camioneta Land Rober Range Rover Evoque modelo 2012, que estaba a nombre de la empresa Antártida Compañía Argentina de Seguros S.A., y que por el momento no fue localizada.

Los investigadores creen que la víctima fue abordada por los asesinos cuando usaba ese vehículo, motivo por el cual les resulta indispensable poder localizarlo para someterlo a peritajes en busca de rastros tanto de la víctima como de el o los autores del crimen.

Finalmente, otro faltante que desvela a los investigadores, es el perro de la víctima, un bulldog francés color beige, llamado Kupper, de quien la víctima no se separaba. Incluso, en el último domicilio que alquiló temporalmente Pérez Algaba en la calle Olazábal al 1600 de Ituzaingó, se halló un certificado de su psiquiatra en el que se consigna que presentaba un cuadro depresivo y de ansiedad y le aconsejaba que viajara con su perro.

La mascota no fue vuelta a ver en la zona del domicilio ni se detectaron rastros suyos por el momento, por lo que es otro punto de interés para conocer los últimos movimientos de la víctima.

Habló el abogado del barra 

Rodrigo González, abogado de Gustavo Iglesias, se refirió este viernes a los audios entre el barra de Boca y la víctima. Habló de «discusiones violentas», las cuales -dice- no confirman que el barra haya cometido «el atroz crimen».

«Los audios obviamente que impresionan pero eso no quiere decir que Gustavo haya cometido el atroz crimen que se cometió. El crimen por su modalidad no tiene que ver con una cuestión de deudas. Al que le deben quiere cobrar. Y esto es parte de una discusión violenta. Fernando es el que llama a Iglesias y lo graba. Eran manejos que tenía Fernando con todos sus deudores», manifestó el letrado, en diálogo con radio Con Vos.

«Yo escuché la charla completa y, en un momento, Gustavo le dice a Fernando la dirección donde estaba parando. Fernando le dice que sí. Y redoblando esa apuesta le da el piso en el que estaba. Si hubiera querido, Gustavo hubiera ido a la casa. Pero no quería encontrarlo porque sabía que si eso pasaba se iban a pelear y él no iba a cobrar nunca más», consideró.

«Me parece que son discusiones que cada vez van tomando más violencia. El interlocutor Fernando lo va buscando también, eso es obvio. Por algo lo llama y lo graba. Y terminan con afirmaciones muy poco felices. Pero que no tienen que ver con un homicidio de estas características», insistió González.