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Raúl Martins: el ex espía que, desde 2019, resiste su extradición en una cárcel de México

Tiene 75 años y fue detenido en México por manejar una red que prostituía mujeres en la Argentina. Desde entonces está preso, esperando que la la Justicia mexicana resuelva un amparo contra su extradición. Alega que es un perseguido político y que es ciudadano de México. La reciente resolución de la Corte Suprema.

El fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación está firmado por Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti. Lleva como fecha el 30 de noviembre de 2023 y sus apenas 11 líneas disimulan una historia que lleva décadas dando vueltas por tribunales y a la que no le falta nada: policías corruptos, un ex agente de la SIDE superpoderoso, prostitución y sospechas de extorsiones con videos sexuales.

Lo que hizo la Corte, de la manera más escueta que pudo, fue resolver que correspondía al Tribunal Oral Federal N° 7 de Capital, y no al Juzgado en lo Criminal y Correccional N° 22, llevar adelante el juicio oral contra Raúl Martins (75), ex agente de inteligencia.

El espía -históricamente señalado como uno de los dueños de la prostitución vip en Buenos Aires- ya está procesado como jefe de una asociación ilícita dedicada a explotar mujeres.

Ese procesamiento -dictado por la jueza federal María Romilda Servini de Cubría- data de 2019 y, desde ese año, Martins está preso. La cuestión, que ha dado pie a situaciones curiosas, es que está preso en el Reclusorio Preventivo Varonil Norte de la Ciudad de México, capital del país al que se mudó con sus negocios en 2006 y del cual se hizo ciudadano.

Martins no quiere saber nada con venir a la Argentina para ser juzgado. Y por eso presentó un amparo ante la Corte mexicana, que aun está pendiente.

Con ese recurso, busca dar vuelta una extradición que ya fue aprobada. Preso en México, su situación es extraña: su libertad depende del TOF 7.

Desde los tribunales Comodoro Py, el pasado 3 de octubre, se le prorrogó por seis meses su prisión preventiva. Pero lo cierto es que en qué condiciones la cumple es cosa de las autoridades mexicanas.

«Pese a tener 75 años y problemas de salud, la Justicia argentina le niega la prisión domiciliaria argumentando que no tiene jurisdicción porque la ejecución de la pena se lleva a cabo en México. A su vez, México también se la negó diciendo que Martins está detenido por orden de de la Justicia argentina y que ellos no tienen jurisdicción», explicó a Clarín su abogado Facundo Álvarez.

Para embarrar aun más las cosas, lo que sostiene Martins es que no pueden extraditarlo porque -además de ser ciudadano mexicano- es un perseguido político por su desempeño como agente de inteligencia.

Hombre muy conectado con el poder (y según las malas lenguas poseedor de una colección de videos sexuales de terceras personas), Martins apuesta todo a que le den asilo político en México y volver a su casa de Cancún.

Con esto en mente, quien revistó en la SIDE con la identidad de Aristóbulo Manghi -y vivió buena parte de su vida bajo la fachada de profesor de Historia- denunció que su detención en México fue ilegal.

«Martins fue detenido un día antes de que la orden llegara de manera oficial a la justicia mexicana. Además, no fue detenido en el aeropuerto -como se dijo falsamente- sino en el centro de Cancún. Luego permaneció detenido ilegalmente durante un día a la espera que la orden llegara al juzgado de turno en México», aseguró Álvarez.

Dos agentes de Migraciones mexicanos fueron investigados tras el amparo presentado por Martins y, en abril de 2021, un juez resolvió que no había pruebas contundentes en su contra. Sin embargo, el fiscal apeló y por eso la cuestión sigue aun abierta.

La detención de Raúl Martins

El tire y afloje duró 24 horas. Durante ese tiempo, Raúl Martins intentó hacer valer su flamante ciudadanía mexicana para zafar de su detención en Cancún (México), concretada el jueves 3 de octubre de 2019.

En nuestro país, lo esperan dos expedientes penales hermanos. En el primero ya fue procesado (con un embargo de diez millones de pesos) por ser jefe de una asociación ilícita dedicada a explotar mujeres con fines sexuales. Esta causa es la que tiene el Tribunal Oral Federal N° 7 y de la que ahora habló la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

En el segundo expediente -directamente ligado al anterior- se lo quiere indagar por el lavado de dinero del negocio de los prostíbulos que él manejaba en Buenos Aires. En su momento de esplendor, en los años ’90, llegaron a una decena.

Desde 2003, momento en el que decidió alejarse de la Argentina, Martins se fue haciendo fuerte en México, principalmente en Cancún (Quintana Roo) donde abrió varios boliches de sexo VIP, algunos incluso con el mismo nombre de los que manejaba en Buenos Aires. «The One» es uno de los ejemplos más claros de este fenómeno «espejo».

En 2006 Martins se mudó definitivamente y logró que le concedieran la nacionalidad mexicana pese que allí se le había abierto una causa por proxenetismo (que no prosperó).

Al parecer, cuando lo detuvieron, Martins estaba intentado cruzar a Belice, un pequeño país que limita al norte con Quintana Roo. Fue entonces cuando comenzaron sus problemas, pese a la peluca negra con la que había intentado cambiar su imagen.

Según la versión oficial, el ex espía de la SIDE fue demorado porque había una orden de expulsión en su contra dictada por las autoridades mexicanas en base al proceso que se le llevaba en ese país.

Fue entonces cuando Martins reveló que era ciudadano mexicano y eso frenó inmediatamente su expulsión, obligando a iniciar un proceso mucho más complejo, que fue monitoreado desde Buenos Aires por la Cancillería argentina y la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex).

Durante años, Martins fue uno de los hombres más temidos por el poder en Argentina. Y eso se debió, en gran parte, a los videos sexuales con los que contaba para extorsionar a quien lo desafiara. En allanamientos realizados a fines de los ’90 a algunos de sus locales se encontraron lugares especiales para embutir cámaras.

Todo ese poder se fue resquebrajando hasta llegar a 2019. El 11 de julio de ese año, la jueza federal Servini de Cubría procesó por asociación ilícita y explotación de mujeres al propio Martins y a dos familiares directos de Estela Percival, su última esposa: Natalia Percival (su hermana) y Virginia Solis (su madre). En ese mismo expediente quedó rebelde Ariel, uno de sus tres hijos.

Además de su procesamiento por prostituir mujeres, todo el grupo está siendo investigado -en el mismo juzgado- por lavado de dinero. Esto ocurrió luego de que el fiscal del caso y la Protex presentaran un completísimo dictamen sobre los manejos financieros de la organización liderada por Martins.

Basándose en los números entregados en un juicio laboral iniciado por Claudio Lifschitz -quien fue abogado del ex espía y luego lo denunció junto a su hija Lorena Martins, con quien se puso de novio-, el ahora detenido llegó a recaudar un millón y medio de dólares por año por sus locales en Capital Federal (manejó 10) y casi dos millones por los que abrió en México, donde vive desde hace 16 años.

El 27 de diciembre de 2011 -acompañada por la ONG La Alameda-, Lorena Martins se presentó en la Protex y denunció a su padre por proxeneta y por tener vínculos en el poder para no ser investigado. La única hija mujer del ex espía aportó muchas pruebas y, entre ellas, un video de un cumpleaños celebrado por su padre en 2005 en un boliche.

En las imágenes se lo ve a Martins despotricar contra el fiscal José María Campagnoli y agradecer a cada uno de sus colaboradores, entre ellos dos hermanos, ambos comisarios de la Federal.

Las relaciones de Martins con «miembros del Poder Judicial, de las fuerzas de seguridad federales y provinciales y de la ex municipalidad de Buenos Aires» fueron denunciadas por Servini en su resolución de procesamiento, que fue confirmado por Cámara.

Fuente: Clarín Suscriptores EMJ